Con el avance de la tecnología, muchos sectores de la vida cotidiana han tenido que modificarse notoriamente. El sector que cuenta con los mayores cambios es, sin lugar a dudas,
el de la educación. Cada vez son más las universidades que inauguran sus
campus virtuales con el objetivo de eliminar las barreras geográficas que separan a muchas personas de las mejores universidades a nivel mundial.
Este cambio puede deberse, en primer lugar, a la
llegada de los “nativos digitales”, los jóvenes que han tenido contacto directo con la tecnología desde su nacimiento. Ellos consideran normal el hecho de estar en permanente contacto con pantallas luminosas que
trasmiten estímulos de forma constante. Además, el hecho de dominar el recurso de Internet de forma tan estrecha hace que
puedan ver diferentes opciones en cuanto a su uso: crean sitios web con material académico, participan de foros interactivos y crean grupos donde discutir en tiempo real.
La mayoría de estos grupos son creados en lared social Facebook, la cual permite crear carpetas de archivos de interés, dejar comentarios y mostrarse a favor de determinadas iniciativas a través de los ya
famosos “me gusta”. El hecho de incluir a las redes sociales en el aprendizaje
ha causado una gran controversia, debido que suelen considerarse espacios de recreación y tiempo de ocio, pero la realidad indica que se han convertido en una buena herramienta para encontrar gente que pueda ayudar a solucionar problemas específicos o aprender más acerca de un tema en particular, o encontrar comunidades de práctica.
El problema es que la mentalidad de los “inmigrantes digitales”, quienes han tenido que adaptarse a esta realidad rodeada de tecnología, no logran discernir los diferentes perfiles que suele tener este recurso.
El deber social de hoy en día radica en invertir los roles y que los alumnos
puedan enseñar este nuevo método de aprendizaje que simplifica muchos problemas de la actualidad.